El juego del Karate

El engaño del juego del karate

No nos engañemos, el karate deportivo y de competencia tienen grandes virtudes y es seductor, los kata tienen una estética sin igual, el combate es una muestra de agilidad velocidad y estrategia, sin duda la parte atlética es la mas llamativa, a todos nos gustar la adrenalina luego de un entrenamiento arduo, seguro que vernos atléticos y con algunos o muchos músculos grandes y fuertes, la auto-percepción de capacidad física, de velocidad , e incluso de tener admiradores aplaudiendo desde las gradas es algo que viene muy bien para nuestro ego que se refuerza con las medallas , es simplemente una sensación fantástica, pero aquí viene el golpe de realidad: Eso no es Karate, es solo un juego, una versión dietética y sin cafeína de un arte marcial.

Hay un secreto a voces en los clubes modernos, una verdad incómoda que rara vez se le cuenta al padre emocionado que inscribe a su hijo o al novato que llega con sueños de cinturón negro, incluso muchos llegan a rangos altos sin siquiera enterarse, creen que están aprendiendo un arte marcial milenario, incluso lo llaman "Karate Tradicional"  pero la realidad es mucho más cruda: Solo están aprendiendo a jugar al karate.

Antes de que cierres esta página pensando que esto lo escribe un "perdedor" resentido por no haber tocado la gloria de los podios: detente, aunque quizás haya algo de verdad en que no fui la estrella de los torneos, sin embargo mi caso es un poco diferente, abandoné ese camino no por falta de capacidad, sino por exceso de consciencia; lo que vas a leer aquí no es amargura, es una reflexión honesta sobre lo que perdemos cuando convertimos un arte de guerra en un deporte de puntos.

Imagina que te enseñan a conducir en un coche automático en una pista recta y te dicen que ya eres un piloto experto. Nunca te hablaron de los cambios manuales, del todoterreno, de la mecánica profunda. Eres excelente para ir del punto A al punto B en una autopista (el tatami), pero si te meten en el barro de un camino rural (la defensa personal real), tu vehículo se queda estancado.

El Karate real es un océano de llaves, luxaciones, proyecciones, golpes a puntos vitales y estrategias de supervivencia que el reglamento deportivo simplemente prohíbe.

Sin embargo la limitación en cantidad y disponibilidad de técnicas en el karate deportivo no puede ser el único argumento para desanimar a ese énfasis en el karate, si solo tienes una técnica y eres lo suficientemente bueno realizándola es probable que te resulte suficiente tanto en la parte deportiva como en la defensa personal por ejemplo; así que hay que mirar mas fondo, lo que te enseña el karate deportivo es a ser un jugador del karate no a ser karateka y mucho menos a enseñarlo.

El "Juego del Karate" te encierra en una jaula técnica minúscula. Te dicen que estás aprendiendo a pelear, pero en realidad te limitan a un puñado de movimientos permitidos por un reglamento:

• Tsuki: Un puño recto y limpio.

• Haito: Un golpe de canto.

• Las Geris (Patadas): Frontal, lateral, atrás, circular y gancho.

• Barridos

• Y poco más.

¿Es esto malo? No necesariamente, pero es insuficiente.

En las escuelas donde la competencia deja de ser objeto de adoración los practicantes se cuecen en un horno diferente, el desarrollo de la técnica basado en la eficiencia para la defensa personal toma un protagonismo mas elevado, las conversaciones en el tatami giran alrededor del conocimiento de la historia, los músculos, las articulaciones, los puntos vitales, las estrategias de la movilidad y del combate cuerpo a cuerpo, de la formación del individuo como elemento dentro de una sociedad y en general de la filosofía marcial, en esencia se forja el carácter, no solo el cuerpo

A todo esto se suma la tragedia silenciosa que nadie menciona en los folletos de inscripción: La vida útil del competidor tiene fecha de caducidad, alrededor de los 28 años, las rodillas crujen, la velocidad baja y las medallas dejan de llegar,  y si solo aprendiste a jugar, ¿qué te queda cuando se acaba el juego?

Muchos ex-campeones se encuentran mirando al vacío, si no cultivaron una carrera paralela o un negocio, se enfrentan a un futuro incierto pues han dedicado su juventud a un sistema que los desecha cuando ya no son rápidos.

Cuando pasen los años, ese practicante no será un "ex-atleta", será un Sensei.

Tendrá un conocimiento enciclopédico que le servirá para la vida, para los negocios y para la enseñanza, la sociedad lo mirará con respeto, no como a una gloria de antaño con trofeos oxidados en una repisa, sino porque es una persona de principios, valores y sabiduría, su carrera no terminará a los 28, apenas comenzará.

Ahora hablemos de dinero, porque el deporte es caro, ser un competidor de élite no es solo pagar la mensualidad debes agregar el nutricionista, el médico deportivo, el osteópata para las lesiones constantes, y cuidado con los "Instructores Endiosadores" esos que a la tercera clase te dicen: "Tu hijo es un prodigio, nació para esto, podría campeón mundial". Es música para los oídos de un padre, pero veneno para la cuenta bancaria y la tarjeta de crédito.

Prepárate para comprar el equipo homologado (carísimo): guantines, canilleras, bucal, protectores inguinales y otros implementos mas; pagar inscripciones, viajes, hoteles y dietas especiales. ¿Todo para qué? ¿Para una medalla de aleación de zinc y cinco minutos de gloria en Instagram?, Es un estilo de vida respetable, sí, pero dolorosamente mercantilista.

El Karate Tradicional te ofrece algo que el dinero no puede comprar: Una familia. Un lugar donde el instructor se preocupa por tu crecimiento humano, no por tu rendimiento en el próximo torneo clasificatorio.

La Decisión Final

Al final del día, tú eres quien paga y quien decide.

¿Quieres coleccionar trofeos efímeros y jugar bajo un reglamento que caduca? ¿O quieres heredar un arte de vida, convertirte en un maestro y cultivar una mente y un cuerpo que te sirvan hasta el último de tus días?

El juego es divertido. Pero el Arte es eterno. ¿Qué eliges para ti y los tuyos?