Héroes de Papel y Estómagos Vacíos: La Vergüenza de Ser Atleta en Colombia

El dolor del deportista

11/25/20253 min read

photo of white staircase
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Ser deportista en Colombia dejó de ser un sueño para convertirse en un acto de masoquismo puro, para nadie es un secreto: hoy, un joven que decide tomarse el deporte en serio no está eligiendo una carrera, está eligiendo un calvario, y con los recientes tijeretazos al presupuesto desde el gobierno central, esa elección ya no es solo arriesgada, es casi una condena.

Apenas hace unos años nos vendieron la idea de un Ministerio del Deporte como la salvación, pero la realidad nos golpeó en la cara, lejos de fortalecer el músculo deportivo hemos alimentado a un gigante obeso de burocracia, los costos administrativos se disparan mientras los deportistas mendigan; la corrupción, el nepotismo y los contratos con sobre costos son el pan de cada día, los recursos se esfuman en oficinas refrigeradas mientras las canchas se agrietan, los implementos se oxidan y el sudor se convierte en lágrimas; y justo ahora, cuando la llave del dinero se cierra por ley los vampiros administrativos se multiplican.¿entonces quién paga los platos rotos? El de siempre, el eslabón más débil y, paradójicamente, el único importante: el deportista.

Pasamos entonces de la rifa a la mendicidad, a la humillación estándar y romántica; hace unos meses nos parecía "normal" (y hasta romántico) ver a nuestros campeones en redes sociales haciendo una "vaca", vimos a futuros medallistas vendiendo tamales, buñuelos y todo tipo de postres, vimos a representantes nacionales haciendo malabares en los semáforos, con la mirada baja, pidiendo monedas para poder ir a defender la bandera de su departamento o hasta del país en los torneos internacionales.

Era indignante, sí, pero al menos había una esperanza que aunque ingenua permitía que el talento y la tenacidad de nuestros deportistas siguiera resaltando en las medallerías de las competencias mundiales, por su parte las instituciones, cómplices silenciosos del deterioro (como incluso denunció Nairo Quintana), permitían este espectáculo de miseria mientras el atleta sacrificaba los ahorros de su abuela y de sus amigos con tal de perseguir la gloria; ahora el pozo es mas profundo y la esperanza es cada vez es menor.

Hoy, el escenario ha mutado a algo perverso, ya no basta con la rifa del pollo asado si quieres ser deportista en la Colombia actual, prepárate para la privatización de tu esfuerzo:

  1. Paga tu entrenador: Porque el sistema no te lo garantiza.

  2. Paga tu afiliación: Debes estar al día con los entes gubernamentales que te exigen cuotas pero no te dan retorno.

  3. Trabaja 8 horas: Porque entrenar no da de comer. Tendrás que ser empleado de día y atleta de madrugada.

  4. Financia tu viaje: Tiquetes, hotel, comida, seguros. Todo sale de tu bolsillo o de tu deuda.

Y aquí viene la bofetada final, la ironía más cruel de todas:

Cuando logras llegar al torneo, con las uñas y debiendo hasta el alma, te obligan a comprar tu propio uniforme, tu propia indumentaria e incluso a pagar tus propias inscripciones, un uniforme e indumentarias que debes pagar tú, pero que viene estampado con los logos de marcas que no te dieron ni un peso y con la bandera de una nación que te dio la espalda, si ganas la foto será para ellos, el orgullo será "de la patria", los titulares dirán "Colombia gana", pero la realidad fría, pura y dura es que Colombia no hizo nada, esa medalla no es del país, esa medalla será tuya, de tu hambre, de tu esfuerzo, pero sobre todo de tus deudas.

Bienvenidos al deporte en Colombia: donde el talento sobra, pero la dignidad se cobra.