No hagas karate deportivo
las 4 "K" del karate tradicional
Robin Cadena
10/2/20245 min read
Pon la mano en tu corazón (o, si prefieres, en tu cinturón). ¿Alguna vez has dicho con orgullo: "Yo practico Karate Tradicional"? Es una frase hermosa, ¿verdad? Resuena con linaje, respeto y una pureza casi mística; pero, si somos brutalmente honestos, es quizás una de las frases que más se ha vaciado de contenido en el mundo de las artes marciales.
Este cuento no va de ofender, pero sí sacudir, es una invitación a abrir la mente y despojarse de los juicios antes de llegar al final. Porque lo que estás a punto de leer podría levantar ampollas, especialmente si eres un fiel y enamorado defensor de tu forma particular de entrenar.
El Espejismo de la Tradición: ¿Por Qué Tu Karate "Tradicional" Podría No Serlo?
La Gran Fractura: Cuando la "Tradición" se Rompe a Sí Misma
No importa el dojo o el estílo, Shotokan, Shito Ryu, Kyokushin, Goju Ryu... casi todos ondean con orgullo la bandera de la "tradición" y no es para menos, ¡es un legado del que sentirse orgulloso!, pero esa bandera empieza a deshilacharse en cuanto prestamos atención la veracidad de esa palabra se pierde en el propio tatami.
El problema es más profundo y está justo frente a nosotros, escucha con atención en el vestuario o después de un entrenamiento y oirás al "tradicionalista" que te dice con convicción:
"No, yo no soy de kata, yo soy puro kumite".
O su reflejo opuesto: "El kumite no me interesa, lo mío es el kata".
Y la joya de la corona, la frase que nos deja perplejos: "Nosotros hacemos Karate Tradicional Moderno".
Cada una de estas frases, por inocente que parezca, es una fractura, es la admisión de que estamos eligiendo y descartando, excluyendo piezas fundamentales del arte que decimos preservar.
Esto nos lleva a una pregunta inevitable: Si esa práctica fragmentada no es la tradición completa, ¿entonces qué es? ¿Cuáles son esas piezas del rompecabezas que estamos dejando caer?
El Mapa Perdido: Las Cuatro "K" del Karate Completo
Gracias a profundas discusiones con diferentes instructores podemos vislumbrar un mapa más completo, una respuesta que se articula en lo que denominamos "Las Cuatro K".
1- Karate Interno
Este es el pilar filosófico y espiritual, es el viaje hacia adentro un camino hacia el autoconocimiento y el auto control forjado en la quietud del reigi saho (la etiqueta y el respeto) y en el fuego de la repetición. Es la capacidad de sentir cada fibra de tu cuerpo (propiocepción) y el eco de tus propios órganos (interocepción).
No es teología; es la paz interior que se conquista cuando la mente y el cuerpo se alinean, incluso cuando el dolor de una postura o un ejercicio grita.
En este grupo de personas también se incluye a los historiadores, a los que practican de manera individual los diferentes ejercicios sin un ánimo diferente al de estar bien consigo mismos y su entorno, sin aspiraciones a cambios de grado o ganar torneo alguno, solo el de ser mejor cada día.
2 - Karate Jutsu (La Realidad del Combate)
Aquí, la filosofía se toma un respiro para dar paso a la supervivencia, el Jutsu es la aplicación cruda, la verdad desnuda del combate donde el arte de la autodefensa sin armas -a menudo contra quien sí las tiene- se hace relevante.
Aquí el objetivo no es la calma ni el bienestar; es sobrevivir a la agresión, se trata de anular por completo la capacidad ofensiva del oponente en la lucha por la vida, y por tanto las sutilezas filosóficas quedan en segundo plano.
3 - Karate y Kobudo (El Dominio del Arma)
Y ahora reflexiona acerca de esto: si estás buscando entretenimiento para tu hijo no esperes un instructor serio y que le enseñe un karate eficiente, lo estarás llevando a jugar al karate.
4. Karate Recreativo - Deportivo - Atlético (La Arena Moderna)
Si hay un lugar por donde NO debes empezar a entrenar karate es por aquí, huye de los centros de entrenamiento de karate deportivo y competitivo, y si vez muchas medallas y trofeos en una estantería corre tan rápido como puedas de ese lugar, si hay algo de esta lista que definitivamente no es tradicional definitivamente es la parte atletico-competitiva.
Quizás les suenen frases como estas:
No sé que hacer con el niño en los ratos libres, entonces lo llevaré a una escuela de karate deportivo.
El niño se está portando mal en el colegio, entonces lo llevaré a una escuela de karate deportivo.
El niño está subidito de peso, necesita hacer algo como karate para bajar de peso.
La fracción que se presenta como la gran olvidada, aquella que la mayoría de las escuelas "tradicionales" ha barrido convenientemente bajo el tatami; se trata del dominio de las armas (Bo, Sai, Katana, Naginata...), entendiendo que en manos de un maestro, cualquier objeto se convierte en una extensión de su voluntad.
El Kobudo es la pieza perdida del guerrero completo. Ignorarlo es ignorar una parte vital de la historia del Karate.
Si el niño se porta mal en el colegio entonces necesita mucho mas que actividad física, requiere acompañamiento y una educación basada en valores fundamentales, son cosas que debe aprender en casa, ¿quién está acompañando al niño?.
Si el niño está subido de peso probablemente requiera mas que acudir a actividades extra curriculares, y necesite aprender a alimentarse de mejor forma, probablemente requiera que sus cuidadores también aprendan a alimentarse mejor en casa.
En general, no lleves a una persona a entrenar karate con ese tipo de objetivos, y si lo haces no esperes que aprenda buen karate.
Dicho esto hay que reconocer que esta área es la más visible y también la más despreciada por muchos "puristas" y no es para menos, las competencias de corte atlético limitan al practicante en técnicas porque mas que mostrar la eficiencia de las técnicas marciales se promueve la estética, el juego y la seguridad física de los participantes.
Muchos arrugan la nariz aquí, pero seamos honestos: el Karate nació para la guerra y en nuestra ausencia de guerras tribales o entre países, ¿dónde probamos realmente la eficacia de nuestras técnicas bajo presión?
EL karate mas "tradicionalista" ofrece competencias adaptadas normativamente a la eficiencia, y ese tipo de torneos suelen ser de mayor contacto y demostración de fuerza y estrategia que casi ningún otro formato atlético, La competencia en el tatami es la única guerra en la que podemos probarnos y que nos queda, es el crisol moderno que prueba nuestro temple, nos obliga a adaptarnos y mide nuestra eficiencia.
Es cierto, ningún maestro puede enseñar todo lo que sabe. Y ningún estudiante es una copia exacta de su sensei; todos, inevitablemente, añadimos "nuestro toque personal", ante esto muchos se preguntan: ¿es tradicional solo aquello que "menos modificaciones tenga" respecto al primer maestro?
Quizás... hemos estado haciendo la pregunta incorrecta.
Tal vez la verdadera Tradición no es la repetición ciega de un solo fragmento, tal vez el auténtico tradicionalista no es el que solo hace kata, o solo hace kumite, o aquél que desprecia la competencia atlética.
Entonces... ¿Qué Es "Tradicional"?
El verdadero Karate Tradicional es el que abraza las Cuatro K.
Es el que entiende que el arte es un balance perfecto entre el monje (Do In), el guerrero (Jutsu), el arsenal (Kobudo) y el atleta (Deportivo).
Ahora, mira tu práctica, mira tu dojo. ¿Estás practicando Karate, o solo una hermosa, pero incompleta, fracción de él?
¿Eres realmente... tradicional?
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